Article publicat en Información (19/10/14)
La presentación de una candidatura de Guanyem y su impacto sobre la izquierda alcoyana.
Toque de atención
JAVIER LLOPIS
Acaba de despejarse una de las principales incógnitas en torno a las próximas elecciones municipales en Alcoy. Finalmente, todo parece indicar que habrá una candidatura de izquierdas de carácter asambleario y con una clara vocación de convertirse en una alternativa a los partidos tradicionales. Bajo el epígrafe de Guanyem Alcoi, se ha presentado públicamente un movimiento ciudadano, que recoge el mensaje de Podemos (formación que anuncia que apoyará a estas franquicias en los comicios locales) y que puede suponer una notable conmoción del mapa político local.
Los resultados de las elecciones europeas y las posteriores encuestas revelaban el espectacular crecimiento de este tipo de opciones políticas en Alcoy y en toda la Comunitat Valenciana. Se trata de agrupaciones independientes, que cuestionan los actuales métodos de hacer política y que plantean como principales novedades la transparencia y la participación directa de la ciudadanía en la toma de decisiones. Estas iniciativas nacen como una respuesta natural al desencanto general surgido en torno a la gestión de la crisis económica que han hecho los partidos establecidos y recogen apoyos procedentes de todos los rincones de la izquierda ideológica: desde el PSOE a Esquerra Unida, pasando también por Compromis.
Aunque las perspectivas para estos proyectos políticos son inmejorables, su participación en las elecciones municipales se ha visto acompañada por una gran duda: la dificultad de encontrar nombres atractivos y de prestigio para elaborar las candidaturas a unos comicios en los que se vota en una clave muy personal. En el caso concreto de Alcoy, esa incógnita se ha despejado de forma contundente.
El acto de presentación de Guanyem nos ha situado ante un grupo muy potente de personas, en el que figuran los responsables de las principales plataformas ciudadanas alcoyanas.
No nos hallamos ante un conjunto de novatos voluntaristas más o menos bienintencionados; estamos ante una gente curtida en la reivindicación permanente y en años de lucha contra las políticas de recortes sociales impulsadas por los diferentes gobiernos del Partido Popular. Junto a ellos, hay que subrayar la presencia de algún nombre propio ilustre, como el de Alvar Seguí,
considerado por muchos como el mejor concejal de Medio Ambiente de la historia de Alcoy, que regresa al primer plano de la política local aportando su enorme bagaje de prestigio personal.
Estos invitados de última hora tendrán un impacto indudable sobre los próximos resultados electorales, ya que su entrada en la competición política puede suponer cambios drásticos en la correlación de fuerzas de izquierdas. Al margen de esta evidencia, la hipotética presencia de Guanyem en un futuro ayuntamiento conllevará también modificaciones sustanciales en las formas y en los contenidos de los más que probables pactos de gobierno. Todas las encuestas anuncian para Alcoy una corporación municipal muy fragmentada, con un amplio dominio de la izquierda, en la que será necesario trenzar complicados acuerdos para lograr un mínimo de estabilidad institucional. La aparición de un interlocutor que toma todas sus decisiones en asambleas abiertas y que no ha de responder a las instrucciones de ninguna dirección externa de partido significa una importante novedad, cuyas repercusiones son muy difíciles de calcular desde los parámetros de la política más clásica.
Al margen de su éxito o de su fracaso en las urnas, la mera existencia de Guanyem en Alcoy es de por sí un sonoro toque de atención para las estrategias políticas de la izquierda local, ya que obliga a estos partidos a reposicionarse políticamente y a medir al milímetro cualquier decisión, ante la aparición de un nuevo e incontrolable riesgo de perder votos. Tras una legislatura municipal marcada por el exceso de tacticismo y por el inapelable fracaso del gobierno tripartito de izquierdas, la irrupción de esta nueva propuesta política puede contribuir a que las cosas se hagan de otra forma; a cambiar unos métodos de gestión que han generado un hondo malestar y una fuerte decepción entre la ciudadanía. Y eso, ya es algo.