Amparo Camps Ferrandiz
Hay que plantearse otro modo de vivir…
Reflexionemos sobre las macro residencias para ancianos y personas con diversidad física y mental.
Tras los devastadores y dolorosos acontecimientos ocurridos en las grandes residencias a causa del Covid19, quiero expresar que no es nada sorprendente, no son cosas nuevas, al ser tan grandes están expuestas a muchos contagios como son las gripes, los virus gastro-intestinales, etc.
Nos tiene que poner ojo avizor, y nos haga recapacitar tanto al gobierno y principalmente a la sociedad, si esta es la solución que queremos para la vejez.
Otra cosa importante que veo que no se tiene en cuenta es la voz, la opinión de las personas mayores, cuando se decide sobre su vida. Carisa Ramos en una intervención dice “Los derechos de las personas mayores han quedado ninguneados, no se tiene en cuenta su dignidad, el valor de su palabra y su decisión, en una palabra, no se tiene en cuenta a las personas mayores.
Hay muchas alternativas, solo hace falta darles el valor que tienen y fluirá o veremos lo que en muchos lugares están haciendo para dignificar y no excluir como” algo” que ya no tiene valor. Ninguna etapa de la vida es más valiosa que otra, todas tienen su función enriquecernos de las vivencias, compartirlas y nos damos vitalidad unas a otras. E s importante la construcción de redes intergeneracionales así el conocimiento de la gente mayor se comparte con jóvenes.
¿Existen otras vías, otras maneras de vivir los últimos años de nuestra vida? Por supuesto. ¿Eso deseamos para nosotros cuando nos fallan las fuerzas? NO. Somos seres sociales y como tal, queremos seguir en la sociedad tal y como hemos vivido.
Para vivir mejor y estar mejor atendidos con calidad de vida sin tener que recurrir a los mastodontes de las residencias actuales, es preciso cambiar nuestro chip, es de vital urgencia.
Como en casa nos está en ninguna parte, pero cuando llega una situación, en la que por falta de recursos familiares, humanos y económicos no podamos seguir en casa, hay que pensar en otras vías más acogedoras familiares, estimulantes y amorosas.
Existen experiencias en nuestro país y en otros países que estas son más efectivas, y lo más interesante son mucho más económicas, porque no se necesita mantener tanta infraestructura. Solo es cuestión de cambiar nuestra mentalidad, la de todos; ciudadanos, servicios sociales, poderes públicos, gobierno…
El estado se gasta el triple en mantener estas macro residencias geriátricas, y no tienen la calidad que se merecen nuestros mayores.
A las alturas que estamos debemos de buscar otras vías, y otros recursos más cercanos más amorosos y más cuidadosos como pueden ser las mini residencias de 16 o 20 personas, los pisos con seis o siete personas, ampliar horas de ayuda a domicilio, y la asistencia personal, de este modo la atención es más directa, y más económica. Se ha aplicado una metodología que calcula el Retorno Social de la Inversión, que se interesa no solo por los aspectos estrictamente económicos sino también sociales y ambientales. Hay que mencionar que esto es un trabajo que tenemos que hacer todos/as. Que es mentalizarnos de como desaprender lo aprendido, lo que nos han ido metiendo en la cabeza de crear residencias y residencias para tenerlos encerrados para tenernos a toque de pito, para dar a todos de comer lo mismo, sin que tengan en cuenta sus singularidades. si eres vegetariana/o etc.
No es bueno ni higiénico para la salud mental ni física que existan macro residencias almacenando a personas mayores a toque de pito, con horarios cronometrados para ir al
aseo, para ducharse, para levantarlos, vestirlos, ni tiempo les queda para lavarse los dientes y ponerles crema del cutis, todos los actos marcado por X minutos. Para que salgan las cuentas económicas de los dueños de las residencias y les aumente su cuenta bancaria al máximo.
Esto va a costar mucho a la misma sociedad planteárselo porque hemos pasado de ver a los ancianos mendigando y pasando hambre por la calle, a tenerlos encarcelados y reclutados en una cárcel de oro, pero al fin y a la postre, cárcel.
Sabemos que todos queremos lo mejor para nuestros padres para nuestros mayores, eso no se duda, pero se nos ha mentalizado que lo mejor es una residencia, nos hacen creer que allí, están bien atendidos están con gente de su misma edad, que hacen las actividades que a ellos les gusta. Y eso dista mucho de la realidad porque cada persona tiene gustos, aficiones, culturas diferentes… Pensamos que cuando ya llega a faltarnos la salud, a estar más lentos, a tener que bajar el ritmo de inquietudes de prisas ya lo demás no importa. Pero si importa y mucho, vivir con calidad de vida en todas y cada una de ella. Por una sociedad inclusiva, defendamos la asistencia personal, no es más costosa, que una plaza de residencia.